viernes, 16 de abril de 2010

De Un Barrio Antiguo

Que fácil era circular por la mitad de esa calle perdida entre la ciudad, era como una pequeña porción de barrio viejo, de barrio bondadoso, escondido entre una serie de condominios, y colonias de casas grandes y lindas, se llamaba la peñita, y estaba perdida, desubicada, tanto en tiempo y lugar. Era una calle estrecha, por unos metros era callejón, tenia dos pilares en la entrada principal, y una serie de bardas en callejones hacían la salida hasta la carretera.

Por las mañanas tenia un espíritu obrero, pues sus habitantes salían temprano, con la camisa bien planchada y el pantalón de mezclilla, para tomar el autobús que los llevaría a la fabrica, cruzaban la calle, rezaban algo a la virgen que se mantenía siempre con alguna veladora a la mitad de la misma entre los nogales y por las tardes de regreso, con la frente en alto a pesar del cansacio y la rutina, apenas para ver el partido, pes para esta hora se empezaban a jugar los partidos de la pequeña liga de fútbol de la calle, en la cancha al final de esta.

La papelería, la paletería, la frutería, la tabaquería, todas funcionaban desde temprano, y todos se conocían, y vivían una misma fiesta en cada día, cerrando por las noches casi todo, a excepción de la tabaquería, que hacia mas las de tienda todo el día, y empezaban a salir las madres al portón de su casa, ponían pequeñas mesas, limpias con sus manteles y servilletas, en donde colocaban diversas cosas para su venta, las gelatinas con rompope, los churritos y las tostadas con cueritos, el pastel y los flanes, los dulces, las rifas, las paletas de arroz y de chocolate, los tamales y buñuelos, guajolotes, gorditas y enchiladas.

La calle de mis recuerdos, estaba perdida entre muchas cosas, pero mantenía su esencia, a pesar de estar en un tiempo que no le correspondía, con sus camionetas y autos antiguos, muchos de ellos fuera de circulación, sorteando las situaciones con un estilo antiguo, y manteniendo su lugar.

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