miércoles, 22 de diciembre de 2010

De una navidad renacida.

Tengo años huyendo de la navidad, y lo que implica, escondiéndome preparando una cena que no llego a probar, embriagándome con sidra para olvidarlo todo, pero algo ha cambiado, y me agrada...

Las navidades se van volviendo más tristes, frustrantes y cansadas conforme vamos creciendo, porque no vivimos anhelando magia y situaciones nuevas que vengan con ella, sino que anhelamos revivir nuestras primeras navidades. Hace un par de semanas desempolvé mi navidad, y ahora les dejo ver un montón de luces de colores, velas, y mil cosas sin sentido y divertidas...

Es uno en prosa, pa no hacer monótono esto...

De nuevo.

El viejo baúl me sonrió, sabía que volvería, lo sabía cuando entraste por esa puerta tapándote del frío de la calle, tomando mi mano y dándome un abrazo, en medio de tantas ausencias, en medio del olvido. Revivió con solo una taza de café y lo volví a sentir, desempolve las cosas y las puse a funcionar, en esa función que hacen aunque no entienda porque, Los golpes me recorrieron, y sentí el calor que no irradiaba una chimenea, el aroma del ponche, galletas y un montón de recuerdos. Corrió el tiempo, cargado por pequeños duendes que lo forjan, y yo, ya no quise atraparlo, disfrute mientras pasaba. La nieve nunca fue negra. Sentado entre las estrellas a las horas de la madrugada recordándote, sin más. Aquí, en donde el mar recuerda.

Felíz navidad amigos, pasensela bien, busquen su significado...

Un abrazo a todos, y uno especial para quien lo quiera tomar.

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