jueves, 17 de febrero de 2011

Manifiesto de la Locura

Desesperados, ansiosos, delirantes, extasiados y hastiados. Hartos de ser tachados de inadaptados, de sujetos anacrónicos, de enfermos, delirantes, soñadores y visionarios. Molestos con la realidad infame y subreal, creyentes fervientes de la surrealidad. En contra de los traidores y represores que estereotiparon nuestra condición, de la cual no nos avergonzamos, sino que la gozamos. En confrontación con los científicos, políticos, psicólogos, psiquiatras y médicos, que se dedican a sumar cada vez más al acervo infinito de información de la intelectualidad orgánica. Hartos de la razón y la cordura, elevamos este Manifiesto.

Históricamente hemos sido desplazados, marginados, encerrados y privados de mil maneras. Por cometer el pecado original al ver el mundo sin cuidados, sin construcciones, fuera de todo parámetro, Actuando sin escrúpulos. Pues solo los locos hemos resistido a la presión de los poderosos, a sucumbir ante las ideas de los filósofos dogmáticos, a arrodillarnos ante ídolos de oro y plata, solo para hacerlo ante estatuas de polvo y arcilla con figuras arenosas e indescifrables. Nosotros hemos repudiado la carrera política, y escupido a las revoluciones, para tomar el lugar de rebeldes sociales.

Desde la desprendida oreja de Vincent van Gogh que descansó en las manos de la prostituta de nombre Rachel, o la carta de El Marqués de Sade criticando el uso excesivo de la guillotina, esa que lo condenase a vivir en el manicomio.O la curiosa estructura cosmogónica de Salvador Dalí, solo por mencionar a algunos.

Los locos hemos coexistido con la sociedad a pesar de ser marginados por la percepción ácida y onírica que tenemos del mundo, sin mayores temores que los nocturnos, y de cuando en cuando a quedar cuerdos.

La locura nació con nosotros, corriendo por las arterias, venas y capilares, recorriendo la médula ósea y el sistema nervioso, liberando toxinas y generando espasmos en nuestras mentes y cuerpos, otorgando libertad para crear al mundo al propio gusto o disgusto.

La locura concibe más colores, comprende la sinrazón  y cree en la magia, deja de lado los libros, y corre desnuda en las plazas. Es romántica, cínica y descarada. Directa, no le gusta esconderse. Y sabia, pero no habla mucho de ello. La locura acepta la muerte, pues como locos la vida solo nos asegura eso, y en la total comprensión de ello disfrutamos la vida o aceleramos el camino para no cansarnos ni cansar a otros. Como locos vemos al mundo como es, sin la importancia que se le da, pero con la importancia que le damos, pues se gasta mucho en razones y métodos, cuando no hay ni que estudiar.

Los locos despreciamos el control social excesivo que ronda por el mundo, desde la represión de las ideas libres y desnudas que se gestan en las cunas cuando los niños aún no hablan pero los padres ya están sobre ellos negándoles la oportunidad de expresarlas. Así como las que callan los políticos con comunicados alegres, progresistas y oportunistas, y con despidos, golpizas y sacos de dinero. El control deshace la locura, como un aerosol gris que quiere apagar las luces de la luciérnaga.

Los locos tenemos un odio profundo y antiguo por la razón, pues esta y sus métodos impiden la libertad del pensamiento, así como la sociedad misma, conformada de seres robóticos que se mueven como gorilas que bailan una canción amaestrados. Es esa la peor represora y enemiga última de los locos, pues siempre intenta acercarse cuando la muerte está cerca.

Repudiamos a las doctrinas de todo tipo, por afirmar tener la verdad absoluta en sus manos, que ensangrentadas se esconden para evitar ser vistas después de abofetear a los curiosos, críticos y preguntones.

Pugnamos en este momento por un libre albedrío real, una libre conciencia y una revaloración del status de loco, que ahora debe ser considerado como un sujeto con libertad inmensurable, y jamás otra vez como un sujeto cargado de patologías mentales.

Pugnamos por la eliminación de las doctrinas, corrientes y métodos, pues todos ellos no hacen más que detener el pensamiento loco y sin razón de todos los hombres libres del mundo.

Exigimos el libre transito de los locos en el mundo, y sus papeles de enseñanza, para que puedan impartir la locura por todos lados a donde vayan, con sus propias herramientas y programas.

Exigimos libertad para todos los locos presos de sus cabezas, y de las cabezas ajenas.

¡Por la emancipación de la tecnología absorbente!
¡Por la sinrazón continua!
¡Por la locura reconocida y furiosa!
¡Por los locos que estamos aquí y los que vendrán!
¡Por derrumbar los dogmas de la realidad!
¡Por la locura!
¡Locos siempre!
¡Rebeldes Sociales!

martes, 8 de febrero de 2011

Razones

Es común escuchar que te pidan razones en todos lados. Justifica tu proyecto, haz una carta de motivos, y demás. Normalmente esos motivos existen, pero hay cosas que no tienen motivo. Yo en este momento lo hago sin motivo, por lo menos aparente.

Uno cortito es el de hoy.

La razón del silencio.

Te ríes mientras clavas tu mirada en la mía,
finges seriedad,
aclaras la garganta,
callas.

Me pides razones,
y mi carcajada corta el silencio,
lo noto y es serio,
callo.

Mi boca se seca junto con la tuya,
no tenemos razón para ello,
pero el beso corta el silencio,
en medio de la cocina.

Se vale comentar, pasen la voz y sigan a un servidor en twitter, el botón está por ahí arriba.
Por cierto ¿Qué les parece la nueva imagen del Blog?