Decimo-primer retrato

Cuentos cortos, ahora si hay de todo...

Lentamente levanto el rostro acalorado en medio del tumulto del autobús. Se dio media vuelta haciendo girar su larga cabellera. Se paso una mano por la cabeza mientras con la otra buscaba el apoyo de un asiento. Levanto su bolso de entre los asientos contiguos. Él se golpeó con el asiento del otro lado. Ella se resbalo un poco y recupero el equilibrio. Se movían en direcciones contrarias sobre el suelo inestable del autobús El miro la hora rápidamente. Ella corrigió un poco el maquillaje. Siguió un paso mas adelante y arregló su cabello, echándolo para atrás. Ella dio un paso titubeante en el silencio tarareando una canción, silenciosa. Camina a tropezones entre la gente que viene y va. Se abre paso entre una multitud arremolinada en torno al pasillo del autobús. El logra ver una cabellera rubia que no alcanza a salir entre las cabezas de la gente. Ella ve el cabello de una figura alta, con porte y seria. Avanza, sonriente. Sigue adelante, feliz. Ninguno esperaba el encuentro, ninguno tenia mas en la vida, que el trabajo, la casa, la mascota y la rutina. El ve hacia adelante y encuentra sus ojos. Ella levanta la mirada y se topa con el marrón intenso de sus ojos. El brillo de esos ojos amielados, le dibuja una sonrisa natural y sencilla en el rostro. El fulgor de los ojos oscuros le tuerce en el rostro un gesto chistoso y bello, que se combina con la misma sonrisa que al otro, se miran por unos segundos sin decir nada, olvidandolo todo, dejando en una realidad aparte el camión, y el olor del colectivo de la gente, el tiempo, las reuniones, el trabajo, el gusto, el dolor, el gato, el hurón, el espanto , la ternura, el departamento, la casa, la calle, la gente el todo, solo tiene esas miradas, es el momento exacto y atemporal, es ahora, el destino los tiene juntos. Se lanzan el uno sobre el otro en un beso, un instante apasionado. El la besa. Ella lo besa. El mundo se cae en pedazos y les importa un comino.


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