lunes, 23 de marzo de 2009

Pasa y olvidamos...

Me dio en estos días por pasear por la ciudad, platicando con extraños, entes divertidos y grandes, entre ellos una chica agradable, un pato, un ganso y un elfo, en fin. Entre todas estas aventuras, me llamó la atención una iglesia muy patriotica de la ciudad de Querétaro(la iglesia de la congregación) pues su campanario se pinta de los colores nacionales; me acerque al padre de la iglesia, para pedirle si me era posible subir al campanario, y me lo negó, y me vi en la penosa necesidad de necearle hasta que me dejara, y estando ahi, pude ver tanto, y al mismo tiempo no vi nada, me quede pasmado, hay tanto, tanto, que pasa y olvidamos.

Techos de recuerdo

Renovamos las fachadas,

repintamos las paredes,

cambiamos el marco,

quitamos la puerta,

abrimos otra ventana,

¿y que?

esperamos cambiar,

cambiar, olvidar, refrescar,

¿y se ha ido acaso la historia?

no se va, porque olvidamos,

pero los techos no olvidan,

no olvidan, no nos olvidan,

a pesar, de que nosotros no lo recordamos,

ellos guardan cada momento de historia,

desde sus pequeñas bardas de apenas centímetros,

hasta los olvidados triciclos,

los tabiques de la expansión,

nunca la acabé,

nos recuerdan cada segundo,

los errores de los siglos,

y nos pasa, no los vemos.

No subimos ya a los campanarios,

ventanas oníricas,

a ver los relojes volar,

y los techos nos esperan,

rojos, grises, negros y blancos,

solo esperan.


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