I
Amaneció tan normal ese sábado,
pero nadie notó que no cantó el gallo ese día,
amaneció tan normal,
o quizá fue lo que todos vieron,
sin mirar el rojo sol en la mañana,
sin sentir el frío total cubriendo la cama,
arañando a mitad del invierno por entre los huesos.
Me levanté como si nada ese día,
horas antes de que no cantara el gallo,